El arte de utilizar la palabra en público con corrección y belleza, sirviéndose de ella para simultáneamente agradar y persuadir, tuvo en Roma un uso temprano y prolongado. Favorecía su desarrollo el sistema político de la República basado en la consulta popular, y, de hecho, se mantuvo vivo y con fuerza mientras la constitución republicana subsistió; una vez que se imponen formas de gobierno basadas en el poder personal, la oratoria, falta del ambiente de libertad que necesita, languidece y se transforma en un puro ejercicio de retórica. En unas culturas como las clásicas eminentemente orales, la oratoria impregnaba gran parte de la vida pública y su valor era reconocido en los tribunales (discursos judiciales), en el foro (discursos políticos) y en algunas manifestaciones religiosas (elogios fúnebres). El pueblo romano, extraordinariamente aficionado a los discursos, sabía valorar y aplaudir a los oradores brillantes, e intervenía en las discusiones entre las distintas escuelas y tendencias.
La oratoria comienza a practicarse en época muy temprana; el primer discurso del que tenemos constancia es el pronunciado por Apio Claudio el Ciego (dictador en el 312 a. de C.), con motivo de la guerra contra Pirro; sin embargo sólo comenzó a cultivarse como un arte en los años difíciles de las guerras púnicas. Durante estos primeros años la oratoria se desarrolla teniendo como elemento fundamental la improvisación delante de un auditorio, sólo bastante más tarde, cuando se obtiene conciencia de su valor literario, empiezan a fijarse por escrito.
principales principios son:
· Para la elaboración de buenos discursos es imprescindible el conocimiento de los distintos recursos oratorios que se estudian en las diferentes partes de la retórica:
o Inventio: trata sobre el contenido de las ideas y de las argumentaciones.
o Ordo o dispositio: estudia la disposición u ordenación de las ideas del discurso.
o Elocutio: esta tercera parte de la retórica se refiere a la expresión lingüística del discurso; la elección y colocación de las palabras, el ritmo condicionado por éstas; correcta utilización de las figuras retóricas.
o Memoria: proponía pautas para memorizar.
o Pronuntiatio o declamatio: desarrollaba técnicas para la declamación
· Según la finalidad del discurso se distinguían tres géneros de elocuencia:
o genus laudativum: era utilizado en los discursos pronunciados en ceremonias relacionadas con la religión (laudationes funebres y elogia).
o genus deliberativum: era el propio de la oratoria política.
o genus iudiciale: propio de los discursos de acusación y defensa ante los tribunales.
· También el estilo o tono de los discursos debía adecuarse a los distintos géneros de elocuencia, distinguiéndose también tres tipos de estilo o genera dicendi:
o Genus grande (estilo elevado)
o Genus medio (estilo medio)
o Genus tenue (estilo elegante)
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